Sayago, costumbres, creencias y tradiciones
Es un placer prologar el libro de Juan A ntonio Panero. No me gusta utilizar palabras rimbombantes, pero confieso que he tenido la ocasión de asistir como lector a un viaje fascinante por las tierras de Sayago. Las costumbres, las creencias y las tradiciones, protagonistas de las siguientes páginas, han sido inmortalizadas por la pluma de Juan A ntonio. Confieso que
a veces he tenido la sensación de estar tocando el pasado con las puntas de los dedos. Tener la oportunidad de revivir –volver a vivir y recordar- es todo un lujo, al menos para mí. Los adobes, la ripia, el sobrado, las cortinas («Sayago sin cortinas no sería Sayago», escribe Juan A ntonio), los palomares, los molinos, las aceñas, los huertos, las eras, el trinquete, la fragua el pajar, la iguala, los cigüeñales, y tantos vocablos más, me han recordado momentos de mi infancia.
Pero también hay otros motivos por los que debe ser alabado el trabajo de Juan A ntonio. Por un lado, los sayagueses tienen en sus manos una magnífica obra de cultura popular. Y además, ahora que tanto se habla de acercar el medio a la escuela, los maestros tienen una herramienta fascinante para que los chicos y las chicas de Sayago entiendan –si es que todavía no han sido entendidos- los misterios de su tierra, misterios que todavía siguen fascinando a este humilde prologuista.
Al menos quisiera rescatar otros dos mensajes del libro de Juan A ntonio. Escribe el autor: «Cuando contemplamos ahora con cierta nostalgia tantísima obra en ruinas, no podemos menos de considerar y valorar el esfuerzo tan grande que hubo de poner aquella gente nuestra «. Y el segundo: » A quienes se inician ahora en el turismo rural por estas zonas, les interesa conocer éste y los anteriores refugios que hemos ido descubriendo, así como localizarlos y señalizarlos en sus mapas de campo. Es posible que en algún momento les sean de suma utilidad «. Dos mensajes que hablan de melancolía, de nostalgia, de reconocimiento y, muy acertadamente, de visión de futuro. Sin comentarios.
Querido lector: espero y deseo que cuando te sumerjas en las páginas que siguen tengas la sensación de estar visitando y viviendo un museo. El museo de la arquitectura popular de Sayago, de la artesanía, de las supersticiones, de la medicina popular, el mundo de los curanderos, de la parla (antigua forma de hablar) sayaguesa… Un mosaico fascinante de costumbres, creencias y tradiciones, rescatados definitivamente por Juan A ntonio, con talento y, por qué no decirlo, esfuerzo, mucho esfuerzo.
Una sincera y última recomendación: lector, si regresas a Sayago –como ha sido mi caso- después de haber leído estas páginas, te aseguro que el viaje estará repleto de nuevas sensaciones. Haz la prueba.
José Manuel del Barrio Aliste
Zamora, diciembre de 1999